Si parece que está relativamente claro cuales son las premisas iniciales para empezar a vislumbrar la luz al final del túnel, es momento que los gobernantes tomen nota y activen las "palancas" y procesos adecuados para ello, si bien es innegable que "vamos tarde" y hemos dejado atrás un coste de oportunidad elevado en términos de PIB y de empleo mantenido.
Aliviar la carga inmobiliaria es la primera de las hipótesis de partida, es decir, hay que empezar a soltar el lastre de la economía nacional que antes fue el que nos aupó al éxito efímero, el ingente stock de viviendas de que disponemos en este país. Este movimiento inicial del engranaje económico nacional debe ser acompañado de la liquidez bancaria y crediticia, a modo de "3 en 1" que facilite este movimiento, unido finalmente y como proceso continuado y a medio plazo por una diversificación y cambio de la estructura económica de la nave (jubilemos a los viejos marineros y formemos a los grumetes especializados en nuevas tecnologías, I+D y esas otras actividades que algunos piensan que de forma mágica e inmediata comenzarán a gestar los nuevos incrementos de PIB).
Estas creo que son las claves y las hipótesis de partida fundamentales para reactivar el funcionamiento de la economía y la creación de empleo como efecto a corto plazo, acompañado de flexibilizaciones en el mercado de trabajo, aumento de la productividad, mejora de la especialización y sobre todo, iniciativas prácticas y rentables de los gobernantes complacientes, regalones y alejados de la realidad.
Un análisis claro, directo y con implicaciones comerciales y empresariales es el realizado hoy en El Economista por Jaume Llopis.