A pesar de la multitud de noticias, cifras y previsiones que estamos recibiendo en las últimas semanas, no debemos olvidar aquello que fue fundamento del crecimiento económico y de la crisis en la economía española: el sector de la construcción, el ladrillo, el mercado inmobiliario o cualquier otra denominación que queramos dar a esa actividad consistente en la construcción de viviendas en busca de los beneficios de los promotores.
Por un lado el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz asegura que "aún viviremos" una "recesión larga", mientras que por otro leemos noticias relativas a la supuesta mejora de expectativas de la economía norteamericana en artículos como el publicado por El Economista, donde hacer referencia a la evolución positiva del Indice de Confianza del Consumidor y augura que un leve repunte de la demanda generaría inmediatos incrementos de la producción en base a la drástica reducción de los stocks de las empresas.
No debemos olvidar que el ciclo expansivo de la economía española vino de la mano de un excelso crecimiento de la actividad promotora en España, situando como determina la estructura económica de nuestro país a la construcción como motor de nuestro crecimiento. La situación actual varía según las fuentes consultadas, pero no deja duda a la existencia de una gran bolsa de viviendas (entorno a 1 millón) que conforman una elevada oferta, lo que unido a las dificultades para el pago de las hipotecas pendientes (que puede ampliar aún más la oferta disponible) "empuja" a la baja el precio de mercado derivado de la interacción de Oferta y Demanda. Cuando la situación económica a nivel mundial comience a mejorar no debemos olvidar el lastre que supondrá este exceso de oferta para la iniciación de nuevas promociones y para la continuación de una senda de crecimiento económico sostenido.
Esta será una situación única entre los países de nuestro entorno, por su dimensión y la dependencia nacional de la misma. Implicará que la reactivación definitiva no se producirá hasta que este stock comience a reducirse de forma importante, lo que unido a la disminución o ajuste de los precios no supondrá una motivación adicional para los promotores para retomar su actividad. Proceso que durará varios años. Se podrá fomentar e incentivar el desvío de la actividad hacia otros sectores productivos, pero desgraciadamente la estructura económica de una nación no se varía "en dos días", de modo que para reducir la duración de la crisis se deberán realizar multitud de ajustes en muchos aspectos (incentivación al emprendedor, reducción impositiva a la empresa, fomento de la actividad industrial, evolución del turismo hacia una actividad diferenciada por su calidad, mejora formativa y educacional....).
En nuestro país y como lo ha venido siendo en las últimas décadas...el ladrillo tendrá la última palabra y seguirá siendo el factor clave de la recuperación... y algún día volveremos a vivir otra "burbuja inmobiliaria" ... y cuando preguntemos a un albañil nos volverá a responder ..."aquí andamios".
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